Superado mi último nubarrón, vuelvo a las andadas. Y es que, en ocasiones, también ocurren cosas buenas. Hará unos días conseguí ver por fin la película «No Le Busques Tres Pies…», de la cual había oído hablar maravillas en diversos foros, pero se trataba de una filmación bastante escurridiza. Es curioso como otras películas de la época, también de ambientación militar, han sido repuestas ad nauseam en televisión (Botón De Ancla, Cateto a Babor, Recluta con Niño, 15 Bajo la Lona…), sin embargo no recuerdo haber visto que nadie comentara en siglos el haber visto esta cinta en TV. Igualmente, localizarla en tienda, aunque fuera en VHS, es algo que no conozco a demasiados que hayan conseguido hacer, si acaso en alguna liquidación de existencias y poco más. Ni siquiera en otros sitios digamos más «exóticos» era fácil de encontrar. Cierto que su público no es un sector muy mayoritario (nuevamente, el aficionado aeronáutico), pero siempre me pareció raro que una filmación así no hubiera habido forma de difundirla más.

Y es que, tras haberla visto, debo reconocer que todo lo que contaban de esta película era cierto, puede que incluso se quedaran cortos. Quizá argumentalmente no sea una obra maestra. Visto en perspectiva pocas de la época lo eran, en especial cuando eran cintas más o menos dedicadas a servir de vehículo de lucimiento de las Fuerzas Armadas. Pero bueno, cumplían muy bien su propósito de mostrar la preparación y el material de nuestro Ejército, promovían los valores morales tan en alza en aquellos tiempos y, en resumidas cuentas, eran una buena promoción de la carrera militar. No sólo se mostraba a auténticos oficiales/caballeros españoles y aguerridas tropas, incluso el más cateto del lugar podía tener su momento de gloria. En ese aspecto tenían muy bien hechos los deberes, algo que por desgracia ha ido dejándose de lado. En la poca producción cinematográfica, más o menos reciente, que toque el tema militar, la cosa se va de medio a medio, con suboficiales chusqueros alelados, soldados desencantados y asqueados de la milicia… por no mencionar (de nuevo) a heróicos pilotos psicópatas-alcohólicos-maltratadores. Vamos, un banderín de enganche maravilloso.

Pero no quiero desviarme por esos derroteros. La cuestión es que estamos ante una película que cualquier aficionado a la aviación debería ver, ya que ofrece una generosa ración de imágenes históricas que de otra forma son muy raras de encontrar hoy en día. Tal vez se puedan ver fotos, pero hay aviones de los que apenas existen grabaciones en vuelo. Prácticamente no se dejaron ningún avión en de la época por utilizar. Las venerables Bücker Jungmann, las T-34 Mentor, los reactores T-33, la estrella de la película el F-104, los F-86 Sabre, DC-3, Texans (estos sólo en tierra), los Grumman HU-16 Albatross (también en tierra), las Aisa… Tal vez me deje algún modelo que salga fugazmente, pero en esencia ese es el catálogo de aeronaves que se pueden disfrutar en esta película. Aunque el principal protagonista sería el F-104, a la sazón el avión más moderno y potente con el que contaba nuestro Ejército del Aire. Cierto que sólo se uso durante siete años en préstamo, pero supuso el salto a la aviación supersónica. Sólo se equipó un escuadrón con este avión, el 161 (posteriormente renombrado 104), basado en Torrejón, de cuyo lema toma título la película. Cabe destacar que nuestro EdA fue de los pocos operadores en el mundo (si no el único) que no perdió ni un sólo avión. 17.000 horas de vuelo sin percances es todo un hito, tratándose de un avión que en otros lugares se ganó a pulso el sobrenombre de widowmaker (creador de viudas).

F-104, el protagonista de la película. Foto: EdA

El argumento nos muestra a un aspirante a piloto, Miguel Aguirre, que tras discutir con un oficial sobre su aptitud para el vuelo es invitado a abandonar la Academia de San Javier. Empeñado en demostrar que puede vencer su miedo a volar, consigue obtener su licencia de piloto privado, para con ella reingresar en el EdA como piloto de complemento desde la escuela de Granada. Posteriormente accederá a la Escuela de Reactores en Talavera, para luego ser enviado a la base de Torrejón a pilotar los F-104. Allí coincidirá nuevamente con el oficial con quien había tenido la discusión en San Javier, dispuesto a demostrarle que estaba equivocado. Paralelamente a la historia militar, el protagonista tiene que lidiar con la oposición familiar y de su novia a que sea piloto. Esta parte de la historia es, para mi gusto, uno de los puntos más flojos, ya que no termina de estar clara la situación en ningún momento. Cuando aparentemente termina la relación con su novia comienza a flirtear con otra joven en Granada, a la que posteriormente volverá a encontrar en Madrid. Sin embargo al mismo tiempo vuelve a intentar recuperar a su novia… Tal  vez sea un intento de añadir algo más a la película, pero resulta un tanto confuso, aparte de presentar a un protagonista un tanto mujeriego y autoritario (muy «macho», vaya) en ese aspecto (algo bastante típico de la época, todo sea dicho). A la vez termina enfrentado con su antiguo amigo y compañero de la Academia, al que da vida Manuel Zarzo, quien consigue ser oficial y tambien termina destinado en Torrejón, por rondar a su novia cuando supuestamente habían roto su relación. En este punto uno no sabe si hay un triángulo amoroso, un cuarteto o qué. Definitivamente es lo más flojo de la película. El contrapunto cómico lo pone José Sacristán, piloto tartamudo (¿?) cuyos problemas de dicción desaparecen tan pronto se sube a un reactor.

Éste es sólo uno de los leves gazapos que podemos encontrar, al igual que el hecho de que un simple piloto de complemento (sargento) pudiera llegar a pilotar un F-104. También se toman cierta libertad al final de la película al dotar de cañón a un modelo biplaza (carecía de él). Quizá lo más notable sea que en la película sí se produce un accidente fatal (cosa que como comentaba antes nunca ocurrió)… y no daré más detalles para no destrozar (aún más) la película. La cuestión es que, si bien se toma algunas licencias, es una película bastante correcta en tanto que no se aprecian grandes animaladas, como cambiar modelos de avión entre tomas, mostrar modelos incorrectos, etc. Si acaso el vuelo inicial del protagonista sobre San Javier con la Mentor puede hacer torcer el gesto a quien conozca la base, pero es otra licencia que se puede perdonar. A propósito de esto hay que decir que es muy curioso ver dicha base antes de que se construyeran el camping y la propia terminal de pasajeros. El campo de Cuatro Vientos también es una visión muy nostálgica. Supongo que pasará algo así con el resto de localizaciones, pero no puedo valorarlo al no conocerlas directamente.

En resumidas cuentas, es una película de obligado visionado para todo el que tenga un mínimo interés en nuestra aviación histórica. No todos los días encontramos grabaciones de enormes formaciones de Mentors en vuelo o directamente de nuestros F-104. Si no hacemos mucho caso del argumento, es una película que se disfruta de principio a fin. Y para muestra he aquí un video con los créditos iniciales y una pequeña selección de escenas, montado por McFly de Foroaviones. A disfrutarlo.

4 respuestas a No Le Busques Tres Pies…: una joya aeronáutica

  • MARIBEL dijo:

    Hola, quiero conseguir esta película para hacer un regalo especial y no encuentro forma de consguirlo, me podrías ayudar? Gracias

    • admin dijo:

      Hola Maribel:

      Por desgracia a estas alturas aún no he podido localizar ningún sitio donde ser pueda adquirir. La versión que vi fue por algún lugar de Internet, pero no recuerdo dónde.
      Si puedo averiguar algo te lo haré saber, pero siento no poder ser de más ayuda ahora mismo.

      Un saludo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Sígueme en Twitter