Bueno, llevaba ya una buena temporada sin publicar nada. Entre unas cosas y otras he tenido bastante olvidada la web y creo que ya va siendo hora de volver a darle un poco de vidilla a esto.
En esta ocasión me gustaría dirigirme a todas las personas que aspiran a un trabajo como TCP o cualquier otro puesto dentro de una aerolínea. Hace ya tiempo que observo que mucha gente, cuando envía su currículum, no parece ser capaz de distinguir entre una aerolínea real y una aerolínea virtual. A priori podría parecer algo simple, se supone que cuando alguien entra en una web debería ser capaz de darse cuenta. Pero por increíble que parezca son cientos los currículums que llegan a aerolíneas virtuales, donde obviamente no se va a poder obtener ningún puesto de trabajo «real». Desde que soy staff de una compañía virtual ya he perdido la cuenta de las veces que he tenido que contestar a mails de aspirantes para avisarles de que no se están dirigiendo a la compañía real. Incluso he llegado a confeccionar una correo modelo para poder contestar con un copia&pega y ahorrar tiempo. Por una parte me parece justo que sepan que su correo no ha llegado al receptor que ellos esperaban, por otra confío en que en el futuro sean capaces de fijarse un poco más en lo que hacen. Porque yo puedo respetar ese correo plagado de información personal, pero no pueden saber otras personas qué pueden hacer con todo ese contenido que les llega sin pedirlo.

Diferencias entre aerolínea REAL y VIRTUAL. Pista: en la virtual no hay TCPs. ¿Quién prefieres que reciba tu CV?
Para los que no lo sepan, una definición básica de aerolínea virtual sería la de un grupo organizado de aficionados a la simulación aérea que se unen para practicar su afición. La idea es emular el funcionamiento de una aerolínea (real o no) en las redes de vuelo virtual. Lo que viene siendo gente que se conecta con sus simuladores de vuelo a Internet para «volar» junto a otros aficionados. Muchas veces pueden tener organigramas y estructuras similares a las de una aerolínea real (su departamento de operaciones, su departamento de RR.HH., su director, su presidente…), porque al fin y al cabo es una «simulación» de la realidad. Estas aerolíneas virtuales nunca pagarán un sueldo a sus miembros, ya que esto básicamente es un pasatiempo. Ni siquiera los miembros que ostentan algún cargo en dicha aerolínea sacan nada a cambio (si acaso gastar parte de su tiempo libre en su organización, doy fe). De entrada es cierto que a veces puede ser complicado para un profano distinguir una aerolínea real de una virtual, especialmente si la virtual sigue un poco la estética de su homónima real. Sin embargo un vistazo rápido puede dar varias pistas. Si por algún sitio se repiten las siglas VA (virtual airline) o LAV (línea aérea virtual), si vemos hablar de IVAO o VATSIM (redes de vuelo), si se mencionan texturas, simuladores, vemos un listado de miembros o pilotos (¿qué aerolínea real pone una lista con los nombres de sus pilotos a la vista de todo el mundo?), seguramente no se tratará de una aerolínea real. Normalmente bastará con mirar dos veces la dirección a la que estamos a punto de enviar nuestra vida resumida en forma de currículum.
Está claro que cualquiera puede equivocarse, errare humanum est, pero hay casos ante los que no puedo más que llevarme las manos a la cabeza. En mi caso, en la página donde se indican los mails de contacto de mi aerolínea virtual, se especifica en los logos la palabra virtual, se decidió poner bien cerca de las direcciones una aclaración en letras rojas y negrita de que NO nos enviaran CVs, que no eramos una aerolínea real y, por tanto no ofrecíamos trabajo. Aún así, los correos siguen llegando. ¿Por qué?. Solían llegar correos en los que el interesado se dirigía a tí personalmente, solían ser correos muy cuidados, con impecables cartas de presentación y de gente con una formación aparentemente buena. De estos apenas se ven desde que se ha doblado el número de avisos en web. Descendiendo en nivel de calidad estarían los que siguen llegando con su cartita, unas pocas líneas solicitando una entrevista… No están mal, pero denota que la persona se ha dedicado más a hacer una especie de buzoneo, tal vez ni sepa realmente donde lo ha enviado. Si seguimos bajando llegamos a los que se limitan a enviar un mail en blanco adjuntando su CV. Sin ser un experto en temas laborales, tengo mis dudas de si esta gente siquiera ha visto el correo en la web o si directamente lo habrá copiado desde la búsqueda de Google. Puede ocurrir, incluso he hecho la prueba y mi correo aparece antes que la propia compañía real. El problema es que en este caso lo están enviando a ciegas, un buzoneo al tuntún y a ver qué sale. Si fuera un responsable de RR.HH. real no sé si contrataría a esta gente, pero eso ya lo tiene que valorar un auténtico asesor en materia laboral. Finalmente tenemos a los que yo considero spammers laborales, gente que no sólo hacen un buzoneo masivo, sino que ni siquiera se toman la molestia de utilizar la copia oculta, te llega su CV junto con otras cien direcciones de aerolíneas, hoteles, restaurantes, talleres, ETTs, editoriales, despachos de abogados, charcuterías… Incluso en la lista aparecen tambien el resto de mails de mis compañeros, todos juntos y revueltos. A estos francamente me dan ganas de devolvérsela para que no sean tan zoquetes, una buena trastada que les haga darse cuenta de lo impropio de su proceder, porque sinceramente, si yo tuviera una empresa y alguien me hiciera llegar su CV así, como el que mete la propaganda arrugada del súper en todos los buzones de la casa, no lo contrataría ni loco. Para bien o para mal, en el fondo soy buena persona, me quito ideas raras de la cabeza y les contesto igualmente con el correo modelo para estos casos.
El problema es que muchos no se dan cuenta de lo que hacen. Hay mucha gente enviando su CV a diestro y siniestro sin fijarse en quién lo recibe. Envían sus fotos más favorecedoras con su dirección, su teléfono fijo, su móvil, el de sus padres, su e-mail, a veces incluso su DNI, aparte de toda su vida laboral y estudios… y no se fijan ni un minuto en asegurarse de dónde lo están enviando. Yo tengo cierta experiencia (ajena) en ese aspecto y no es nada tranquilizador. En el caso de las aerolíneas virtuales aún podría decirse que la mayoría de los aficionados a esto somos buena gente, sin duda algo frikis, pero en general bastante «normales». Pero siempre puedes encontrarte con alguien raro por ahí. Hoy en día es bastante común que muchos cuelguen media vida suya en las redes sociales, pero un CV en malas manos es ponerle las cosas a alguien en bandeja de plata. Tal vez sea alarmista, pero al haber sido testigo de algún que otro caso de mal uso de un CV, no puedo evitar pensar que donde aparece uno suele haber alguno más.
En alguna ocasión he comentado con mis compañeros el aspecto legal de este asunto. ¿Puedo acceder a algo que me ha llegado por error? No soy abogado, no sé realmente qué podría responder a eso, sobre todo si metemos por en medio la Ley de Protección de Datos. Por ahora nadie nos ha denunciado por ver su CV sin permiso, incluso hay quien me ha agradecido el avisarle de su error. La cuestión es que yo se que, si veo una carta en mi buzón a nombre de otra persona, es ilegal abrirla. Pero si llega a mi nombre no puedo saber que es un error hasta que no la abro, así que la culpa no es mía. En el caso de los e-mails hay de todo. Hay veces en que el asunto y el texto te informan de lo que hay, de modo que no hay error posible. Pero también hay quien lo pone todo directamente y en el momento en que seleccionas el correo ya lo tienes delante. Sí que sería interesante si alguien me ilustrara un poco en lo tocante a la LOPD. Si yo ofrezco un empleo y me llega un CV, obviamente no es lícito que yo dedique esa información personal a otros menesteres. Pero si alguien voluntariamente me hace llevar un CV que yo no he pedido, ahí no tengo muy claro lo que puede ocurrir. A fin de cuentas el mal uso lo puedo hacer yo, lo puede hacer cualquiera de los otros tropecientos remitentes, lo puede hacer alquien a quien se le haya reenviado… Dando una vuelta más de tuerca, ¿podría yo reclamar por el hecho de que mi mail sea visible a otros cien remitentes?. ¿No es el remitente quien está faltando a su privacidad (y la de los demás) al enviar su información de forma tan abierta y masiva?
En resumidas cuentas, quisiera pensar que estos errores los comete sólo una escasa minoría. Tal vez aún se vea acrecentado por la necesidad que hay hoy en día por encontrar un trabajo. Pero creo que eso no debería ser excusa para lanzar toda nuestra vida por escrito al ciberespacio sin ton ni son. No porque a mí me moleste especialmente, porque en la práctica sólo me hace perder unos segundos en responder y borrar el correo recibido. Más bien porque me sabe mal el que haya gente que deposite sus esperanzas en un mail que no llega a su destino o incluso que alguien muy válido, que podría de hecho ser contratado por una empresa, tenga que seguir esperando porque la empresa no ha recibido su correo. Vivimos una época en la que laboralmente es muy difícil acertar en la diana, pero si ni siquiera disparamos en la dirección correcta, seguro que no le damos ni de broma.
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