
Pilotos temporada 2014. Foto: redbull.com
Estaba viendo algunos videos y noticias de la Red Bull Air Race, ahora que parece que en algún sitio ya empieza a ser posible verlo en abierto (pero diferido) y me llamó la atención algo que ya sabía, pero no me había parado a pensar muy a fondo: la gran mayoría de los pilotos participantes, sobre todo los que mejores resultados obtienen, superan bastante los 40 años, aunque alguno llega a los 50 e incluso los 60. Resulta curioso ver que, en una disciplina deportiva tan exigente como es la acrobacia aérea, los competidores más jóvenes están en una edad que en otros deportes de motor les supondría tener que pensar seriamente en el retiro. A mí la verdad es que me resulta bastante interesante. Mientras en otras competiciones, como pueden ser la Fórmula 1 o el MotoGP, cada día hay campeones más jóvenes (casi niños), los campeones de la Red Bull lo hacen a una edad en la que podrían ser sus padres (o incluso abuelos). Curioso, ¿verdad?. Para quien no tenga ganas de leer, hay al final un par de videos que ilustran lo que son capaces de hacer estos «abueletes».

Peter Besenyei, el «padrino» de la Red Bull Air Race. Foto: redbullairrace.com
Algunas cifras de estos «maduritos».
Quizá el ejemplo más claro sea el húngaro Peter Besenyei, de 60 años, que se retiró de la competición la temporada pasada con un palmarés de 22 podios y 8 victorias (el tercero mejor de la historia de la RBAR). No obstante sigue volando y está en el listado de leyendas de la competición junto con el británico Paul Bonhomme (52 años), también retirado hace un año (único tricampeón, 20 victorias y 40 podios). Besenyei fue además uno de los artífices de esta competición y siempre ha estado entre las primeras posiciones.
Entre los catorce pilotos que compiten actualmente en la Master Class (los que disponen de Superlicencia sin restricciones), nueve superan los 40 años, siendo el «cuarentón» más joven el español Juan Velarde con 42. Es de hecho el tercero más joven en su categoría, estando por debajo únicamente Petr Koptfstein (38) y la excepción del grupo, Pete McLeod con 32. Al otro extremo encontramos a Kirby Chambliss (57), quien comparte tercer puesto con Besenyei como el tercer mejor de la historia y Nigel Lamb (60), campeón de 2014.
Mención aparte son los que participan en la Challenger Class, que podría decirse que es la antesala a la competición de verdad. Son pilotos que ya han ganado algunas de las competiciones más importantes de la FAI, que han demostrado sus habilidades en el Campamento de Clasificación de la Red Bull, lo suficiente como para que se les otorgue la Superlicencia con restricciones. Aquí hay ocho competidores (siete hombres y una mujer), que oscilan entre los 26 y los 43.
La cuestión es que, salvo algún caso aislado, el conseguir algún campeonato (o varios) en categoría ilimitada, pasar por el Campamento y conseguir la Superlicencia, no es algo que se pueda conseguir precisamente con 18 añitos. Este es uno de esos casos en que se podría decir que, algunos participantes de la Red Bull, ya tenían varios campeonatos mundiales en su bolsillo cuando los campeones de otras competiciones apenas empezaban a andar (si es que habían nacido).

Juventud, divino tesoro…
Comparando con otros deportes.
Está claro que una comparación de edades con deportes más «físicos» como el fútbol o el atletismo no sería muy justa. Pero incluso entre esos mismos deportes ocurre, a la edad en que un futbolista está en su momento óptimo, una gimnasta olímpica quizá ya estaría pensando en el retiro, por poner un ejemplo. Veamos pues que ocurre en otros deportes de motor. Alguien podría pensar que quizá sea más exigente un F1 que un avión, sin embargo, aunque la carrera sea más corta, el avión te somete al doble de fuerza G que el monoplaza (y en todos los ejes, sobre todo vertical). Ningún piloto de coches o de moto se tiene que enfrentar a una visión de túnel o incluso pérdida de conocimiento por falta de riego. En ese aspecto hay unos cuantos cincuentones (y jubilados) que podrían dar un par de lecciones a muchos jovencitos.
Fórmula 1: Aquí la mitad de la parrilla son veinteañeros. Si buscamos a los más veteranos tendríamos a Räikkönen con 37, Alonso con 36 y Massa y Button con 35. En el otro extremo encontraríamos a Verstappen con 19. En cualquier caso, los más experimentados de la F1, algunos ya pensando en el retiro, están en el margen de edad de los que acaban de llegar a la RBAR.
MotoGP: La proporción es similar a la que vemos en F1. Si acaso los pocos que superan la treintena no lo hacen más que por uno o dos años. La única excepción es Rossi, que se separa bastante del resto con sus 37 años.
WRC: Seguimos con la misma tendencia, aquí variamos de los 24 a los 44, pero la tendencia es a agruparse en el centro (veintimuchos, treinta y pocos).
Por supuesto hay muchas más competiciones y categorías, pero me he centrado en las principales. En las categorías inferiores de estas que he puesto de ejemplo (Moto2, Moto3, GP2…) directamente no hay comparación, cuando incluso es posible encontrar a menores compitiendo. Sí que hay otras competiciones donde sí que hay algunos corredores más maduros, como podrían ser el Campeonato del Mundo de GT, la NASCAR… Sin embargo, sin ánimo de desmerecer ni restar mérito, habría quien me podría argumentar que estamos hablando de comparar «categorías reina» y que, en algunos casos, esos pilotos ya han pasado su momento óptimo y se mantienen en activo en competiciones inferiores. De hecho más de uno y más de dos pilotos de F1, alcanzado su apogeo en dicha categoría, han seguido corriendo en Rallies o en carreras de resistencia. Es cierto que ahí tiene más importancia la experiencia y la mente fría para una buena estrategia, que su juventud. Pero claro, ya no están en lo más alto. Al comparar con los pilotos de la RBAR, estos sí que están en la cumbre de la competición.
Hay pilotos osados y hay pilotos viejos…
… pero no hay pilotos osados viejos (como reza el viejo dicho). Ese podría ser uno de los motivos por los que los campeones de la RBAR superan en mucho la edad de los de otras competiciones. Todos hemos visto a jovencísimos pilotos de carreras que ascienden meteóricamente y, casi a la vez que alcanzan la mayoría de edad, fichan por un equipo de primera línea y arrasan en la competición. También les hemos visto hacer muchas burradas, recibir multas en la calle, tener accidentes alucinantes del que han salido ilesos… y eso es una suerte para ellos. En el caso de los modernos monoplazas, si bien no es imposible (como tristemente hemos comprobado en los últimos años), sí que es bastante difícil perder la vida. En un avión de competición, la cosa es distinta, ya que un accidente igual de aparatoso (o menos), seguramente le cueste la vida al piloto. Así pues, en el avión hay que saber muy bien lo que uno se hace, dejarse el ansia viva en tierra y perfeccionarse al máximo. Al final seguramente sea esa la gran diferencia, para triunfar en el aire sólo sirve ser realmente bueno (y mejor que el resto). Y eso sólo se consigue tras sumar horas y horas y horas de vuelo. Además, los egos, las rabietas, el postureo… simplemente no tienen cabida. Ninguno que llega ahí tiene nada que demostrar, el palmarés que ha tenido que atesorar para que siquiera le acepten la solicitud, ya es bastante demostración, son buenos y lo saben. Y si no son lo suficientemente buenos, hace tiempo que se habrán quedado por el camino. Tampoco les sirve aquello de coger al novato, darle un maquinón portentoso a golpe de talonario y que inmediatamente arrase. En automovilismo ciertamente no me parece nada justo el que un monoplaza, de por sí, pueda ser taitantos caballos más potente que otro. Es literalmente la fábula de la liebre y la tortuga, pero en el mundo real y sin moraleja. No veo justo ni deportivo el que un campeón del mundo monte una mula y encima se tenga que comer los aires de grandeza de un advenedizo, a quien le han dado un pura sangre. En la RBAR todos llevan el mismo avión, así no hay diferencias y se compite piloto contra piloto. Gana el mejor piloto y punto. Y encima, más caballerosos, aún no he visto ninguna pelea entre contrincantes, ni declaraciones incendiarias a la prensa… Esas cosas las haces cuando eres un crío con sobredosis de fama y ganas de llenar titulares. Cuando eres bueno… lo sabes tú y lo saben los demás, no necesitas que nadie venga a aplaudirte. Es más, si estás ahí es porque ya hace tiempo que eres más que bueno. Si no, simplemente no estarías.

Juan Velarde, a sus 42 años es de los «jovencitos» de la Red Bull. Foto: Twitter @TeamVelarde
De hecho, aún no he visto a ningún piloto salir en portadas luciendo a la novia de turno ni marcando alguna tendencia en moda, y si anuncian algo, no suele ser en publicidad que salga por televisión precisamente (¿alguien ha visto anunciar relojes de 4.000€ a la hora de comer?). Suelen ser gente normal, humilde, algunos incluso compaginando las carreras con su profesión, como Velarde, que es piloto de Air Europa. Son personas que en tierra pasan totalmente inadvertidas, se ponen los pantalones como cualquier otro. Es una vez se suben a un avión donde sacan el as que llevan dentro. Quizá es uno de los motivos por los que voy perdiendo el interés en otras competiciones, porque llega un momento que se pierden en el ruido de declaraciones, ruedas de prensa, entrevistas, dimes y diretes… A mí me importa un bledo lo que Vettel pueda cacarear sobre Alonso, que hayan visto a Hamilton en tal playa con novia nueva, lo que Rossi pueda decir a la prensa sobre cualquier otro… Yo quiero verles competir y escuchar lo que tengan que decir sobre la competición, lo demás es todo paja. Y en aviación tradicionalmente no hay lugar para tonterías. Se puede hablar, se puede presumir, pero es en el avión donde uno tiene que demostrar lo que vale. Todos hemos sido jóvenes e impetuosos alguna vez, pero la única forma de llegar a donde llegan estos pilotos es acumulando años y canas en el pelo. Si, otros pueden correr mucho, pueden conseguir campeonatos mundiales antes incluso de tener edad para votar, pero para maniobrar al doble de velocidad a ras de suelo, pasar bajo un puente en invertido, atravesar un hangar en formación con otro avión al lado… hay que tener mucha experiencia y la cabeza bien amueblada (y una buena dosis del right stuff que decía Tom Wolfe).
Puede que haya algún otro motivo que se me haya pasado por alto, quizá no tenga razón y sea una simple anomalía estadística, tal vez el tiempo me fastidie y en unos años empiecen a surgir campeones cada vez más jovencitos. Pero hasta entonces me alegraré de que aún quede un reducto donde la madurez sea una virtud. Y de paso disfrutaré de un par de videos: Peter Besenyei exhibiéndose bajo un puente en su Budapest natal y el dúo Bonhomme/Jones volando en formación a través de un hangar. Tres «maduritos» demostrando, sin trampa ni cartón, que aún tienen «lo que hay que tener».
Una respuesta a Red Bull Air Race, donde la veteranía SI es un grado
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Buenísimo! !! Cada palabra de todos los comentarios!!! Gran verdad , no tienen que demostrar nada!! Lo vi a beyensei en la Costanera de buenos Aires Argentina UN GROSOO!!!