De un tiempo a esta parte parece ser que la sociedad va siendo más consciente de la existencia de los spotters. Lo que antes era una afición más que minoritaria, casi sectaria, va siendo cada vez más popular. Aparte del empujón que supuso el uso de Internet para compartir la afición, cada vez es más normal que los medios los mencionen, en los eventos aeronáuticos se les va teniendo en cuenta a la hora de organizar actividades. Digamos que ya no se trata de unos bichos raros. Bueno, quizá no excesivamente raros.
Hay que decir que, si bien la palabra «spotter» se usa invariablemente para definir a un «fotógrafo de aviones», ese uso creo que deja un poco marginados a otros aficionados. Porque realmente la palabra se podría traducir como «observador» u «ojeador» y tiene un espectro bastante más amplio. Del mismo modo que se observan y fotografían aviones, también hay aficionados a los barcos, a los trenes, a los pájaros… Quizá el término correcto debería ser «planespotters» como también hay «shipspotters», «trainspotters»… Además tampoco se tiene en cuenta que hay muchos tipos de spotting. El spotter no siempre utiliza una cámara. Algunos únicamente se limitan a observar. Otros van provistos de su libreta y se dedican a anotar matrículas, compañías, horarios y su afición es llevar un registro escrito de lo que ven. Luego estarían los que gustan de seguir un determinado modelo en concreto, los que sólo se dedican a aviación militar… Hay gustos para todos.
A la hora de definir los órigenes de esta afición no parece que haya mucho consenso. De entrada hay medios que osan afirmar que el spotting nació hace cinco o diez años, cuando esta afición, al menos tal y como la entendemos hoy en día, se remonta a muchas más décadas atrás. Luego hay algunos que dicen que se originó en USA, otros que en Europa… No termina de estar muy claro, la verdad. Yo me quedo con otra versión que se remonta un poco más atrás en el tiempo y que, si bien podría englobar a las anteriores, me gusta un poco más.
Porque es de suponer que los aficionados a observar aviones aparecerían poco tiempo despues de su invención. Los testimonios gráficos de los primeros aviones están ahí para demostrarlo. De todas formas supondremos también que en esa época sería una actividad (no sé si daría para llamarlo afición) más bien casual. Realmente, el termino «spotter» como tal parece ser que se utilizó por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra. Fueron inicialmente los observadores civiles que colaboraban en tareas de defensa contra ataques aéreos. Repartidos por todo el territorio su función era básicamente observar los cielos para identificar aviones atacantes y seguir sus rutas. Estos observadores eran un complemento a las estaciones de radar, aunque cuando éstas quedaban inutilizadas, los spotters pasaban a ser el único medio disponible para alertar a la población ante los bombardeos. En ocasiones, dado lo primitivo del radar, era incluso más fiable la información transmitida por los spotters, dado que era una observación directa. Una señal de radar podía inducir a error respecto al tipo de aeronaves, cantidad, altitud, rumbo… Para el ojo del spotter no había error posible. Incluso se les puede ver en películas bélicas, como «La Batalla de Inglaterra».
Tal era su importancia que se editaban guías y hasta juegos de cartas con siluetas de aviones para que ciudadanos y soldados se familiarizaran con ellos y pudieran distinguirlos. Obviamente no habría muchos que lo hicieran por simple afición. El hecho de distinguir un avión a tiempo podía llegar a suponer la diferencia entre poder refugiarse a tiempo o no. A ese respecto todavía recuerdo que, siendo yo un niño, me sorprendía que mi abuelo (que en paz descanse), cada vez que escuchábamos pasar un avión de hélice, siempre era capaz de reconocer el tipo sólo por el ruido. Él nunca fue aficionado a la aviación, pero siempre explicaba que durante la guerra (participó en dos) era conveniente identificarlo pronto aunque no lo vieras, por si acaso.
Con el tiempo y los avances tecnológicos, esa función fue desapareciendo y comenzó a surgir el spotting tal y como lo entendemos. No obstante hay veces que todavía mantiene una pizca de su espíritu original. En algunos aeropuertos del norte de Europa es fácil que las autoridades busquen la colaboración de los spotters en tareas de seguridad, alertando de situaciones sospechosas. Tiene su lógica, dado que a veces el conocimiento de los spotters sobre un aeropuerto es incluso superior al de las propias fuerzas del orden, lo que puede supone que detecten anomalías o individuos sospechosos que de otra forma pasarían inadvertidos. En España eso queda todavía un poco lejos y los spotters siguen siendo vistos más como una posible amenaza que como alguien inofensivo y potencialmente útil. La proliferación de cámaras digitales y la facilidad que ofrece Internet para intercambiar información ha hecho que se dispare el número de spotters en todas partes, dejando de ser una actividad restringida a unos pocos para estar al alcance de cualquiera.
De modo que, si estando dentro de un avión ves un grupo de personas al otro lado de la valla, con extraños artilugios y chalecos de alta visibilidad, no te preocupes, seguramente habrás sido «spotteado».
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